TOMA LACASITOS

Llevo toda la semana algo tocado del estómago y no había podido entrenar muy bien, ya que durante tres días mi dieta se había reducido a tortilla francesa y arroz blanco.

Ante la flojera que tenía encima, y mi manía de no entrenar por las mañanas (cuestión de biorritmos) mis dudas eran:

a) ¿Cuántos kilómetros iba a correr en lo que se suponía iba a ser mi tirada larga de la semana?

b) ¿Cuándo correr? ¿Hoy viernes, o mañana sábado ya más descansadito?.

Inconscientemente, dos minutos más tarde estaba poniéndome las zapatillas. Mi cuerpo había dado respuesta por si solo a la segunda pregunta. Ahora me tocaba a mí solventar la primera.

Decido armarme de valor e ir a por los 28 km que aparecían en rojo en mi programa de entrenamiento. Eso sí, siguiendo con mi estrategia de probarlo todo antes de la maratón, me meto en el bolsillo una bolsita de lacasitos por si acaso.

Al final todo ha ido fenomenal.

Una vez superados los 8 km, me he ido comiendo 1 lacasito cada 2 kilómetros. Con la tontería me iba entreteniendo, y la verdad es que no he tenido necesidad de geles ni de glucosa. Puede que haya sido un puro efecto placebo, o quizás haya dado por accidente con el secreto mejor guardado de Gebreselassie.

Lo bueno de entrenar por 1ª vez para una maratón es que cada semana corres una distancia superior a la que jamás habías corrido antes. Por eso cumplir con lo programado ayuda a mantener la moral alta. Para mi correr 28 km por un polígono, durante casi 3 horas es algo que hace 1 año ni siquiera hubiera soñado.

Conclusión: Como decía la canción del anuncio: U, I, U, AA, Pim Pam, ¡¡Toma Lacasitos!! (la música la ponéis vosotros).