Ritmo de la Noche

Correr por la noche (y por caminos) tiene sus cosas.

La mayoría de la gente prepara la tirada larga para el fin de semana pero, como a mi no me va bien correr por las mañanas, al final siempre acabo saliendo un día cualquiera de la semana por la noche.

Preparé una ruta que incluía caminos, cuestas duras y que no me hiciera pasar varias veces por el mismo punto. Además últimamente me he aficionado a salir corriendo directamente desde casa (así ahorro gasolina), por lo que el punto de partida y la llegada estaban claros desde el principio.

La verdad es que se me hizo noche cerrada antes de lo que yo me imaginaba, y eso provocó:

1º Que me chocara con otro corredor que había tenido la misma idea que yo, pero en sentido opuesto.

2º Que un perro me saliera de la nada y me saltara encima dándome un susto del copón. (Al final resultó ser un ataque amistoso pero eso yo no lo sabía hasta que me lamió). Las pulsaciones me subieron bastante.
3º Que casi me cayera al suelo después de comerme un bordillo con el que no contaba.

(por aquí pasé ayer corriendo)

Cuando salí de la zona de caminos y me incorporé al asfalto, me resultó llamativo cruzarme con 3 coches de la policía nacional en menos de 1 kilómetro (tened en cuenta que Toledo es casi un pueblo y nunca pasa nada). Uno de los coches fue frenando hasta casi pararse a mi lado, pero se ve que me vieron cara de bueno y al final siguieron para delante (lo que me vino muy bien porque iba sin ningún tipo de identificación). Pensé que estarían buscando a alguien, pero hoy por la mañana me he enterado de que ayer encontraron un cuerpo flotando en el río.

Mi recorrido transcurría por algunas zonas por donde el sábado había pasado la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista a España (la contra-reloj), y todavía se podían leer los nombres de los ciclistas pintados en el suelo.

Y así, entre unas cosas y otras, me fui entreteniendo los 16 kilómetros que duró el entrenamiento.

Ritmo... ritmo de la noche.