II Carrera Nocturna de Toledo 2009

Ayer tocaba correr en casa. Bonita carrera que poco a poco se está haciendo un hueco en el calendario popular de los corredores de la zona.

Lo peculiar de esta carrera es que su recorrido transcurre al 100% por las callejuelas del casco antiguo de Toledo. Es un rompepiernas total pero se hace con gusto porque además tiene un componente benéfico: colaborar con la fundación que investiga la enfermedad de Nieman Pick (http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001207.htm).

Había quedado con mis compañeros de Atletismo Polán (Antonio y Carolina) en mi casa (vivo a 100 metros de la salida de la carrera) y a las siete y algo ya estábamos todos "concentrados". Se nos unió también Pleite, quien, como supimos más tarde, se codeó con la élite.

También participaban en la carrera mi hermana y mis sobrinos.

Calentamos un poquito saludando a muchísima gente (Toledo es como un pueblo, y la mayoría de los que corremos nos conocemos aunque sólo sea de vista).

Se da la salida y hacemos casi 500 mts de dura cuesta arriba hasta llegar al Alcázar. Casi puedo oír los corazones de los demás corredores bombear con fuerza (el mio lo tengo en la boca).

Bordeamos la plaza de Zocodover e iniciamos una ligera cuesta abajo que acaba con una rampa a la altura de la plaza de San Vicente.

De vez en cuando, entre el público, veo a Rosi (mi mujer) y a Javi (mi cuñado) que están haciendo su propia carrera alternativa intentando poder vernos las más veces posibles.

Seguimos callejeando hasta llegar a la parte más dura de la carrera, 1 kilómetro y medio de continua cuesta arriba que me lleva prácticamente a la casa donde me crié. Allí estaban mis progenitores. Escucho los gritos de mi madre intentando animarme lo más posible, aunque también oigo a mi padre decir "¡Venga pichi, que el primero te saca sólo 20 minutos!". Un corredor que llevo al lado me dice "Joder macho... vaya ánimos". Me hace gracia el comentario.

Otra vez cuesta abajo. La alegría nos duraría poco ya que rápidamente comenzamos a subir. Al pasar por un callejón estrecho, intento ponerme de acuerdo con otro corredor tan corpulento como yo para taponar la calle y no dejar pasar a nadie. El tipo se ríe y entre broma y broma se nos hace más llevadera la cuesta arriba.

Ya sólo nos queda lanzarnos a tumba abierta y "darle alegría macarena". Llego a meta pletórico de sensaciones porque me he sentido con fuerzas y además he conseguido superar a dos o tres corredores que siempre me ganaban por poco en las carreras de la zona.

En meta veo otra vez a mi madre que me dice que Emilio (mi sobrino), ha llegado con los primeros, y que Lourdes (mi sobrina), que iba medio de coña con sus amigas, también ha llegado muy bien. (Es increible que facilidad tienen estos crios para correr).

En seguida veo a Antonio y a Pleite que me estaban esperando en el sitio acordado. Están muy contentos con su carrera. Pleite ha llegado con la cabeza de carrera y Antonio, que está finísimo, ha hecho un marcón.

Mi hermana llegaría un poco más tarde pero también bastante satisfecha.

Carolina, que redebutaba hoy después de un largo tiempo de inactividad, nos comenta que se ha visto bastante mejor de lo que pensaba.

Ya sólo nos queda recoger los bártulos al tiempo que comentamos la jugada.

Conclusión: Magnífica jornada de entrenamiento en cuestas, teniendo en cuenta que no las tenía todas conmigo ya que el día anterior había hecho mi tirada larga de la semana (18 km). Esta semana sumo 61 kilómetros.

Próxima carrera: Behobia-San Sebastián.